Nunca volverá
Naranjas, marrones y rojos
como la sangre que fluye por mis venas
mientras río, lloro, pienso y siento,
destiñen a los verdes y colores de las flores
que marchitan entre la orquesta de grillos
que viven en un atardecer de verano.
Hasta vosotros os vais,
y de la nieve el blanco
ocupará vuestro lugar
hasta la próxima primavera.
Pero otra será,
pues la pasada es pasada
y esta jamás volverá.
Siento el aire frío quemando en mi interior;
siento el fervor del amor olvidado;
siento el calor de la mano que acaricié
y que ahora bajo tierra yace gélida;
el tiempo invertido con los que ya no están
tampoco volverá ,
el único lugar donde aún existen
es en mi memoria.
Y miro a los cielos inmutables,
estrellas distantes, estrellas eternas
estrellas solitarias en la inmensidad silenciosa
¿me escucha alguien?
¿es mi voz una fuga en la eternidad?
recordándome que mis latidos también contados están,
que ellas seguirán cuando mis recuerdos
y todo lo que conozco
y todo lo que amo
y todos mis sueños y decepciones
y todo mi esfuerzo y fracasos y éxitos
y todo mi dolor y pasiones
desaparezcan como una pompa de jabón
bailando en el aire hasta desvanecerse.
Y en vuestra inmutabilidad siento compañía
en mi solitaria vulnerabilidad,
pues en el fondo de mi corazón
sé que también vuestra eternidad es finita.
Hasta la flor más bella se marchitará,
hasta la montaña más alta se hundirá,
hasta el hielo más frío se fundirá,
hasta el árbol más grande se secará
hasta el corazón de la estrella más brillante dejará de arder.
Todo el tiempo de mi vida finita
he pagado por aprender
que el secreto de la belleza
es que también ella se extinguirá;
que vivir es caminar hacia delante
aun sabiendo que todos los que dejamos atrás
no va a volver jamás;
que no hay deshonor en mirar atrás,
pues eso es parte de lo que somos,
y que lo que somos
y lo que amamos
es lo único que pesa
cuando llegas a la meta final.
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